Gerardo, un hombre de 52 años de edad, callado, de pocos amigos, y muy enamorado de Alelí, su esposa. Nunca tuvieron hijos y su compañía es una flor, la cual ambos riegan con devoción. Él gana la vida arreglando cuerpos en una funeraria modesta en la ciudad. Con su trabajo dedicado embellece los muertos, permitiendo hacer más llevadero el duelo para los parientes de los difuntos. Pero lleva consigo con un secreto enorme, tiene cáncer y pocas posibilidades de vida.