Los propietarios de una rica hacienda colonial en el Valle del Cauca se reúnen para hacer el funeral simbólico de Jaime Córdoba, quien se suicidó dos años atrás. Desde hace varios años no visitan la finca, por temor a la presencia de las guerrillas en la zona. Libia, la madre de Jaime, quiere hacerle una despedida, pero es también el momento que ha escogido para revelar a sus hijas que están al borde de perder la propiedad, por deudas contraídas con Aníbal, el hijo del anterior mayordomo, ahora un rico y tenebroso mafioso que acumula tierras en la región.
El día transcurre normalmente. De pronto en la cercanía se escuchan explosiones y sonidos de metralla; la familia entra en pánico y decide volver a la ciudad. En el camino son detenidos y devueltos por un retén militar. Esa noche, obligados a quedarse en la finca, se revela la terrible vida de Jaime, vinculado en sus últimos días a grupos paramilitares que han asolado la población.